Los últimos informes en neurociencia y la OMS alertan que los ritmos y estilos de vida actuales (especialmente tras la Covid) son generadores de falta de contacto, ansiedad, estrés, agresividad y otros trastornos como la denominada "heroina digital" o el "déficit de naturaleza". Por todo ello, ofrezco un espacio físico y humano saludable, natural y agradable para los sentidos en el que poder prestar total atención a no más de cuatro niños como una alternativa a las guarderías y escuelas infantiles, propiciando una adecuada organización a través de las rutinas diarias y los ritmos que nos unen a la naturaleza. Además como pilar fundamental, una filosofía de vida en la que acoger múltiples realidades, especialmente aquellas que presentan una minoría en desventaja y que necesitan una respuesta preventiva y compensadora.
EL JUEGO LIBRE
Decía Froebel que «el juego es la conducta universal y espontánea en la infancia, la creación más pura del niño donde manifiesta todo un futuro sendero de vida que afecta a todo su desarrollo». En La Casita de la huerta el juego es la actividad central. Para ello procuro crear una atmósfera productiva en la que el niño pueda aprender y desarrollarse libre de ideas prefijadas, no imponiéndole ningún modelo a seguir para que pueda plasmar lo que interiormente vive en él. Cuando el niño juega está recreando, a través de su imaginación y fantasía infantil transformadora, lo que observa de su entorno, al mismo tiempo que desarrolla destrezas físicas , aprende a relacionarse y prepara la mejor base para los futuros aprendizajes escolares.
EL AMBIENTE
El hogar como "escuela", un ambiente cálido, alegre y sano, tranquilo y respetuoso, pleno de afecto y cuidado que se ha de procurar a los niños en la etapa de infantil. He seleccionado cuidadosamente de unos materiales y recursos de calidad, que despierten la curiosidad y la creatividad de los niños y ofrecen una imagen del mundo significativa a su edad que conecte con el periodo sensoriomotor en el que se encuentran.
Todos los días los niños juegan libremente durante un largo tiempo en nuestro amplio jardín, rodeado de naturaleza y juegos adaptados y seguros, dándoles la oportunidad de correr, saltar, mojarse, esconderse, trepar, subirse, enterrarse, caerse y levantarse, construir con piedras, hojas, palos, tierra....y volver a ese lugar esencial en la naturaleza del que formamos parte y del que cada vez parece que nos alejamos más. Este vínculo con lo natural tiene tal repercusión que la UNESCO menciona al respecto: "no tendremos una sociedad si destruimos el medio ambiente. Todo lo que ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra".
Partiendo de la idea de que la influencia más importante en el proceso educativo de los niños es la personalidad de los adultos que les acompañan, después sus acciones y, solo por último, lo que dicen, procuro cuidar especialmente el ser un ejemplo a imitar para los niños, prestando atención al cultivo de vínculos que se genera en los primeros años de vida y en llevar a cabo con alegría, iniciativa mi compromiso con la formación constante.
LAS FAMILIAS
Las transformaciones de la forma de vida en nuestra sociedad actual, cada vez más frenética, constituyen una gran preocupación para muchos padres y madres que buscan calidad y respeto en la educación y formación de sus hijos. Si queremos que la educación despierte en los niños seguridad en ellos mismos y sentido de participación y responsabilidad social, son necesarios los espacios de crianza donde se articulen dichos valores. Para ello es fundamental que padres y educadores trabajemos juntos con el único objetivo de contribuir, de forma conjunta, al desarrollo armónico y saludable del niño. Los padres colaboran en las tareas que sean necesarias en el espacio, asisten periódicamente a las reuniones pedagógicas, a las celebraciones y a los momentos de encuentro que La Casita de la Huerta propicia.
